lunes, 4 de enero de 2010

La única pasión es el bar


 


Don pedro, como todas las mañanas o por lo menos de las que tiene recuerdo, se prepara para ir al bodegón. Ese viejo bar de Beláustegui y Repetto en donde las amistades, las tristezas, los amores, los desamores, la quiniela y la ginebra se fusionan y de alguna manera dan sentido a los días. Se coloca la camisa de impecable seda color gris, el traje azul con rallas negras (uno de sus preferidos), los zapatos recién lustrados y la corbata obviamente haciendo juego, siempre con Carlitos de fondo. 

  Menos diez llega al bar, justo para enganchar la quiniela de las once, luego de caminar esas dos eternas cuadras que lo separan de la felicidad. Sirve su vaso de ginebra, prende la tele,  acomoda bien la mesa para quedar justo en frente de esta, lo de siempre.

  Mientras tanto dos muchachos que pasaban por enfrente, yendo o viniendo a quien sabe donde llegan a la conclusión de que tienen hambre y deciden comprar algo para comer:

 

-         ¡mira ché!, ahi hay un bar, entra a preguntar a ver que tienen.

-          No seas boludo Che, ese bar cerro por lo menos hace 15 años, vamo` al quiosco de la esquina.

-          Pero para, no ves que hay gente a dentro

-          no, ese debe ser don pedro, el viejo creo que nunca se entero de que cerraron. Dale vamo` al quiosco.

-          ¿Pero que hace ahí?- Insiste 

-          Ni idea che. Todas las mañanas esta en el bar, debe estar del orto.

 

 

El otro pibe dominado por la duda, o tal vez por las ganas de joder, encara para el bodegón.

Abre la puerta con cuidado, tratando de no molestar al viejo que estaba muy concentrado en la tele; y entra, con una mezcla de inseguridad y respeto por fin le pregunta:

 

-          disculpe don, ¿esta abierto?

-          ……..

-          Eh caballero disculpe ¿tiene algo pa`comer?    

-          …….

 

 

El muchacho ya bastante incomodo no puede aguantar y se larga:

 

-eh viejo ¿Qué mierda hace sentado acá solo?

 

La quiniela escupe su última trampa a través de la tele de madera.

 

-¡¿solo?!- por fin responde el viejo, con esas voces que solo se consiguen con los años. -Nunca estuve solo pibe. Mira entre el humo al negro Enrique, el flaco Mauri contando los porotos, la Tana de todos sentada en la esquina, el Tucumano ahí, siempre con la cerveza joven. Todos ellos, siempre acompañan.

 

El muchacho mirando detalladamente y viendo que en el bar solo había dos personas y alguna que otra cucaracha empieza a dudar de la cordura del viejo; tarda unos segundos en decidir si formular otra pregunta o salir disparando.

 

-eh bueno, pero no me contesto la pregunta ¿Qué esta haciendo acá?

 

Don pedro apaga el cigarro, toma lo ultimo del vaso de vino y atravesando con la mirada al muchacho, responde:

                                        -espero pibe, el 48, seguro sale en la nocturna. 

 

 Pappo Gruyere 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario